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RESUMEN SEMANAL: DEL 20 AL 24 DE FEBRERO

En el ámbito local, el INDEC informó que el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) retrocedió 1,0% mensual desestacionalizado en el último mes del 2022, en línea con los datos adelantados de construcción e industria que ya se habían publicado. La actividad económica finalizó el 2022 con cuatro meses consecutivos de contracción económica, cerrando el año con un crecimiento acumulado interanual del 5,2%.

Sin embargo, 5,1 puntos de dicho crecimiento correspondieron al arrastre estadístico que dejó el 2021. ¿Qué implica esto? Que la economía prácticamente no tuvo crecimiento real y se estancó en 2022, principalmente debido a la contracción económica que se observa desde septiembre. De cara al 2023, el arrastre estadístico no jugará a favor: estimamos que el 2022 deja un arrastre negativo de 1,5 puntos. En otras palabras, si el nivel de actividad del 2023 se mantuviera inalterado respecto del de diciembre 2022, la economía cerraría el 2023 con una caída de 1,5%.

Cabe destacar que el INDEC realizó una considerable “corrección hacia atrás” de la serie mensual de actividad económica. Solo a modo de ejemplo, mientras que el dato original del EMAE de octubre había registrado una caída mensual s.e. del 0,5%, con la “corrección hacia atrás” se duplicó (1,0%). Si bien este tipo de correcciones estadísticas son habituales y no modifican el view conceptual de nuestro escenario base, la magnitud del cambio sí modifica estadísticamente la proyección de actividad económica del 2023. A raíz de estas modificaciones técnicas reestimamos que la economía podría contraerse hasta un 2,8% en 2023.

Adentrándonos en el dato de actividad, comienzan a registrarse los impactos de la sequía: el agro fue el sector más afectado en la comparación interanual (-18%) seguido por la industria manufacturera (-2,1% i.a.) y el comercio[1] (-1,1% i.a.). El retroceso de la actividad se vio parcialmente amortiguado por el dinamismo que continuó observándose en la explotación de minas y canteras (+10,8% i.a.), los hoteles y restaurantes (cuyo nivel de actividad creció un 10,8% respecto del de diciembre 2021, aunque cedió respecto de 2019) y también actividades inmobiliarias.

Tras conocerse la inflación de enero, el Banco Central aceleró el ritmo de depreciación del tipo de cambio oficial esta semana. De mantenerse el ritmo al que corrió en febrero, el oficial cerraría con una depreciación del 6,1% TEM. Así, y a contramano de la desaceleración que se observó en enero, el BCRA nuevamente llevó la depreciación del tipo de cambio oficial al rango del 6% mensual. A pesar de las acuciantes ventas de reservas que acumula el Central en el mercado spot, resalta positivamente el hecho de que el BCRA a fines de enero cerró por completo su posición vendida en contratos de dólar futuro. Para ponerlo en perspectiva: a fines de julio del 2022 (en medio de la crisis político-financiera) el Banco Central tenía una posición corta (principalmente en contratos de dólar futuro) por más de USD 7.000 M. La situación actual le deja margen muy elevado de intervención a la autoridad monetaria para calmar las expectativas devaluatorias (que posiblemente se recalienten en los próximos meses). Incluso, el propio acuerdo con el FMI le permite tener una posición vendida en NDFs por hasta USD 9.000 M.


[1] Agro: Agricultura, ganadería, caza y silvicultura. Comercio: Comercio mayorista, minorista y reparaciones. 

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