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Incertidumbre, tensión y volatilidad

Volvió a recalentarse el mercado: los dólares alternativos “pegaron un salto” y la brecha cambiaria trepó a 150%. Varias causas detrás de esta suba: i) cobertura ante escenario electoral incierto -con Milei, quien propone una dolarización, con serias chances de ganar-; ii) “Plan Platita” en un contexto de caída de la demanda de pesos; iii) una macroeconomía muy frágil. El Gobierno respondió con la implementación de nuevos tipos de cambio diferenciales, mayores restricciones, e intervención en los financieros; herramientas poco eficaces, a las cuales ya recurrió en reiteradas oportunidades. Este nuevo episodio de volatilidad e incertidumbre presionará al alza a los precios internos, y golpeará una actividad que ya viene en caída.

Se dispararon los dólares alternativos

Volatilidad cambiaria. El precio de los dólares blue y CCL aumentó $80 y $50 durante los últimos cinco días, cerrando la semana en $880 y $873, respectivamente -con picos de $900, en el caso del CCL-. De esta manera, la brecha con el tipo de cambio oficial trepó a 150%, acercándose a los máximos de la gestión Fernández. A su vez, la cotización de los bonos soberanos en USD se derrumbó; y, como consecuencia, el riesgo país creció y ya roza los niveles alcanzados durante la crisis de Guzmán.

La mayor tensión y volatilidad se explica, principalmente, por los siguientes motivos:

Los agentes suelen refugiarse en el dólar durante épocas electorales; pero en esta oportunidad la cobertura es aún mayor dada i) la incertidumbre en torno a quién pueda ganar en octubre/noviembre, y ii) las altas chances de que Milei, quien propone una dolarización, sea Presidente a partir del 10 de diciembre.

La notable expansión del gasto público (el “Plan Platita” ya alcanza el 1,6% del PBI) en un momento de contracción real de la demanda de pesos. Si bien los agregados monetarios vienen creciendo por debajo de la inflación hace meses, este comportamiento se aceleró desde las PASO y durante los últimos días. Asimismo, agosto fue un punto de inflexión para los plazos fijos, que estaban “aguantando” pese a que su rendimiento haya sido negativo en gran parte del año.

Una situación macroeconómica muy delicada (inflación mensual de dos dígitos, actividad en rojo, un BCRA sin reservas, etc.), que no hace más que exacerbar la incertidumbre actual. En relación con lo anterior, cabe destacar que las RIN [1] se sitúan en torno a los USD 6.000 M negativos, nivel que descenderá hasta al menos USD – 9.250 M hacia fin de mes/comienzos de noviembre, cuando se deba pagarle al FMI USD 3.250 M entre capital e intereses.

¿Cómo ha respondido el Gobierno?

1) Más desdoblamientos informales (“Dólar Vaca Muerta” y “PyME”; se extendió el “Dólar Soja”; se rumorea un “Dólar Auto”). A diferencia de las versiones previas en las que se establecía un tipo de cambio fijo, en estas se obliga a liquidar el 25% del total al CCL. Con ello se busca incentivar la oferta de divisas pero también darle mayor volumen y oferta al mercado de contado con liquidación para contener su precio.

2) Se llevó a cinco días el parking para operar con bonos bajo ley extranjera. El objetivo es que parte de ese flujo se canalice vía títulos ley local -cuyo parking es de un día-, segmento en el cual BCRA posee un mayor poder de fuego para intervenir.

3) Se realizaron varios allanamientos en “cuevas” para desalentar la operatoria del blue.

4) El BCRA aumentó su intervención en la cotización de los dólares financieros.

En otras palabras, el Gobierno respondió con herramientas poco eficaces, a las cuales ya recurrió en reiteradas oportunidades. Lo más probable es que tengan un impacto mínimo, y que se traduzcan en un deterioro aún mayor de las arcas del Central. Cabe recordar que, desde fines de 2020 y hasta mediados de agosto, el FMI confirmó que se perdieron USD 5.000 M de reservas internacionales buscando contener la cotización de los dólares financieros; estrategia que se agudizó desde aquel entonces y que ya le habría costado más de USD 1.000 M adicionales.

Comentarios finales

En línea con lo que se comentaba en la entrega anterior, el “despertar” de los dólares alternativos en un contexto de mayor volatilidad puede ser un adelanto de lo que vaya a suceder durante las próximas semanas. De hecho, pese a que las cotizaciones hayan aumentado bastante durante estos días, aún se sitúan por debajo de los récords de la gestión Fernández -a precios constantes-.

Este nuevo episodio de tensión cambiaria presionará al alza a los precios internos, al ser cada vez mayor la porción de bienes y servicios que toman como referencia a los tipos de cambio alternativos -dadas las crecientes restricciones para acceder a MULC-. Además, las chances de que el BCRA vuelva a devaluar de manera abrupta son altas -poselecciones-. Otra vez, este ajuste desordenado desencadenaría en una dinámica similar a la de las PASO, pero partiendo de una situación mucho más frágil, con mayores riesgos de espiralización.

Por último, este escenario de creciente incertidumbre y volatilidad también tendrá consecuencias en materia de actividad, golpeando una economía cuyos signos de agotamiento son cada vez más claros. De hecho, tras el rebote de julio –ver NEF-, los primeros indicadores de agosto no fueron buenos: la industria y la construcción cayeron 3,1% i.a. y 3,0% i.a., respectivamente.


[1] Reservas Internacionales Netas.

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