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Desaceleración transitoria de la inflación

La inflación de octubre fue 8,3% mensual, bastante por debajo de lo esperado por el mercado, y de los guarismos de agosto y septiembre. ¿Es una buena noticia? No. En los últimos treinta años solo hubo cuatro meses que presentaron mayores variaciones -y tres fueron en 2023-. Además, se da un contexto de dólar “planchado” y precios “pisados”. Por otro lado, independientemente de quien gane las elecciones, se avecinan unos meses calientes en materia de inflación. Cómo será el desenlace en 2024 dependerá del éxito o no de un eventual plan de estabilización; pero, de mínima, los precios internos podrían subir 300% en promedio (225% punta).

La inflación desaceleró en el margen

La inflación de octubre fue 8,3% m/m (142,7% i.a.), guarismo que estuvo bastante por debajo del 10% que esperaba el mercado -según el último REM[1] del BCRA-, y de las variaciones de agosto (12,4%) y septiembre (12,7%). De esta manera, los precios internos acumulan una suba de 120% en los primeros diez meses del año.

Al interior del índice, la división que presentó el mayor aumento fue “Comunicación” (12,6%), seguida por “Prendas de vestir y calzado” (11,0%) y “Equipamiento y mantenimiento de hogar” (10,7%). Mientras que, a nivel categorías, la medición Núcleo saltó 8,8% m/m, 0,5 puntos por encima del IPC general (comportamiento que se repite desde junio), mientras que Estacionales y Regulados +7,6% y +6,6%, respectivamente.

Lejos de tratarse de un dato positivo

Pese a la desaceleración frente a los guarismos posPASO, la suba de octubre fue altísima en términos históricos: desde abril de 1991 -comienzo de la Convertibilidad-, solo en cuatro oportunidades hubo una variación mensual superior -y tres de ellas fueron este año: abril, agosto y septiembre-.

Asimismo, este aumento se da en un contexto en el cual i) el tipo de cambio oficial se mantuvo “planchado” en $350 desde mediados de agosto -recién esta semana se retomó el crawling-peg-, y ii) hubo un importante despliegue por parte del Gobierno para que muchos productos no aumenten, o lo hagan a un ritmo menor que la “velocidad crucero” a la que se mueve el resto de los bienes y servicios (ampliación y renovación de Precios Justos/Cuidados, congelamiento de las tarifas de transporte, regulación sobre las de energía, educación y medicina privada, entre otros). Esto último no es novedad, pero se intensificó durante los últimos meses -ver gráfico-.

En conclusión, no hay mucho para festejar: la suba de octubre no solo es de las más altas de los últimos treinta años, sino que hubiera sido aún mayor de no ser por el congelamiento del dólar y varios productos. A su vez, la inflación se habría vuelvo a acelerar en noviembre: los precios aumentaron 2,4% y 2,2% durante las primeras dos semanas del mes, frente al 2,1% y 2,0% de las últimas tres de octubre -según la Secretaría de Política Económica-.

Escenarios hacia adelante

Independientemente de quien gane las elecciones, se avecinan unos meses calientes en materia de inflación. Durante los últimos años, la discrecionalidad de la política económica ha generado, entre otras cosas, una notable dispersión de precios: algunos subieron muy por encima del promedio general, pero otros quedaron bastante rezagados, entre los que se destacan el dólar oficial y las tarifas de los servicios públicos -ver gráfico debajo-.

Por ello, si se quisiera avanzar en un plan de estabilización, la próxima administración deberá corregir dicho atraso lo antes posible, para no seguir profundizando los desequilibrios actuales; corrección que, sin lugar a duda, se traducirá en una aceleración inflacionaria durante la primera parte del año.

Ahora bien, esta corrección tiene que darse en el marco de un plan de estabilización que sea consistente y creíble; el cual, a su vez, será el que determine la dinámica y el desenlace inflacionario de 2024. De ser exitoso, la inflación de los primeros meses podría estar en torno al 20% m/m, para descender luego de manera paulatina y cerrar el año en un dígito mensual. Pero, si fracasa, podría darse un episodio símil “Rodrigazo”.

En conclusión: si bien aún hay mucha incertidumbre en cuanto a quién será el próximo Presidente y cómo será el programa de gobierno, no quedan dudas de que 2024 será un año de mayor inflación. En el mejor de los casos, los precios internos podrían subir 300% en promedio (225% punta); pero, en el peor, se puede ingresar en una dinámica mucho más inestable, con desenlace incierto.


[1] Relevamiento de Expectativas de Mercado.

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