Economía
El Sector Público Nacional alcanzó un superávit fiscal total del 0,1% del PBI en septiembre, acumulando un resultado financiero del 0,4% en lo que va del año. Respecto al resultado primario, suma nueve meses consecutivos de superávit, con un acumulado del 1,7%. De esta forma, el gobierno se perfila a cerrar 2024 con superávit primario y equilibrio financiero, algo que no se veía en Argentina desde 2010.
Respecto al resultado de septiembre, los ingresos totales cayeron 8,1% interanual en términos reales, y recortaron su caída respecto a agosto (-14% i.a.). Dentro, fueron los ingresos tributarios los que presentaron un destacable repunte, -cayeron 3,8% en septiembre frente al -11% de agosto- por la entrada en vigor del Régimen de Especial de Bienes Personales (+430% real i.a.) y el rebote de los derechos de exportación (+55,2%).
Por el lado del gasto, las erogaciones primarias disminuyeron 25,2% i.a. en septiembre, y la mayoría de las partidas mantienen su ritmo de ajuste respecto a agosto. Sin embargo, el ritmo de ajuste del gasto se fue moderando con el paso de los meses debido a la menor capacidad de licuar partidas tras la desaceleración de la inflación. En el primer trimestre el gasto primario se desplomó un 35%, ajuste que se suavizó al 30% en el segundo trimestre y desaceleró aún más al 24% en el tercero. Las jubilaciones, que explican más de un tercio del ajuste total desde el inicio del gobierno de Milei, mostraron una desaceleración más marcada: -36% en el primer trimestre, -20% en el segundo y -12,5% en el tercero. La única partida que mantuvo un ajuste elevado y constante a lo largo de los nueve meses fue la de transferencias a provincias por gastos de capital, con una reducción interanual sostenida de alrededor del 97-98% en cada uno de los meses.
Hacia adelante, las posibilidades para seguir ajustando se limitan ya que, con la estabilización de la inflación, la licuación del gasto ya no es una opción para el ajuste, y una gran parte de gastos discrecionales -como la obra pública, subsidios, transferencias a provincias y universidades- ya fueron fuertemente ajustados durante este año.
Además, el desafío se intensifica también debajo de la línea, ya que los intereses por más de $4,5 billones que generaron las LECAPS entre marzo y septiembre, junto con su capital, van por debajo de la línea y no tienen impacto alguno hasta ahora en las cuentas fiscales, hasta el momento de su cancelación. Por lo tanto, el resultado financiero que estamos observando aún está incompleto, al haber ciertos intereses de la deuda que no se están visibilizando, y que podrían complicar la dinámica fiscal a futuro.
Finanzas y mercados
A 13 días de que finalice el período para regularizar efectivo, el mercado continúa fortaleciéndose: el precio de los bonos soberanos en dólares aumentó 2% promedio en la última semana; el riesgo país continuó descendiendo y tocó los 1.044 puntos básicos (pb) el martes, el menor registro desde abril 2024; y el MERVAL medido en USD CCL llegó a 1.542, el mayor valor desde abril de 2018. Además, los depósitos en dólares del sector privado llevan un incremento acumulado de US$11,2 MM en las últimas 30 jornadas. Ante este escenario, el interrogante que surge es: ¿se sostendrá esta tendencia por más tiempo? ¿o, concluida la Etapa 1, terminará la “primavera” cambiaria y financiera?
En este sentido, resulta interesante analizar el comportamiento del mercado durante el blanqueo de Mauricio Macri (MM) en 2016, y comparárselo con el presente; en particular, se coteja lo sucedido durante los tres meses previos al último día de cada régimen de regularización (21/11/16 y 31/10/2024, respectivamente).
En primer lugar, hay una diferencia importante en la performance de los bonos soberanos en dólares: mientras que en la actualidad acumulan una notable suba de 28% desde principios de agosto, durante el blanqueo anterior, aquellos títulos de mayor volumen, como el Bonar 2020 o 2024, no reflejaron grandes cambios entre septiembre y noviembre 2016. La contracara de esto es una evolución divergente del riesgo país: aumentó 29 pb con MM en dicho período, pero cayó 479 pb desde agosto de 2024 hasta la actualidad.
Una dinámica similar se da en el caso del MERVAL,que creció solo 1,2% en los tres meses previos a finalizar el banqueo en 2016 -pasó de 1.066 a 1.080-, pero 39,5% en el régimen actual -de 1.094 a 1.526-. De todas formas, cabe destacar que el índice aún se sitúa 16% debajo del máximo histórico de febrero 2018.
Uno de los motivos por el que se encuentran estas diferencias en el comportamiento de los bonos en dólares y el MERVAL en los dos blanqueos, es que el actual banqueo fue mucho más agresivo en el efectivo y gran parte de ese efectivo se dirigió a la inversión en activos locales, en contraste con el blanqueo de MM en el que se priorizó más la declaración de bienes físicos, como ser el caso de inmuebles no declarados.
Lo anterior se puede evidenciar en la evolución de los depósitos en dólares del sector privado, en la que también se da un contraste significativo: si se toma como punto de partida tres meses antes de la fecha final de blanqueo, en 2016 habían aumentado US$4,1 MM a esta altura, mientras que en la actualidad dicho guarismo llega a US$11,8 MM al 14/10 (aunque en octubre el saldo neto es negativo -cayeron US$958 M-).
Mientras que los ahorristas decidan seguir manteniendo sus dólares depositados, el impacto en el MULC puede seguir siendo positivo, pues el saldo prestable sigue estando disponible. Esto no necesariamente será nuevo flujo hacia bonos soberanos, pero permitirá una situación más holgada para el mercado cambiario en un contexto donde el BCRA volvió a acortar el pago de los plazos de importación, muy necesario para el sector privado.