En el día de ayer se conoció el dato de inflación del mes de febrero. El nivel general del Índice de precios al consumidor representativo del total de hogares del país registró una variación de 3,6% mensual y de 40,7% interanual. Si bien en relación al 4% que se había registrado tanto en diciembre como en enero, el aumento de precios de febrero muestra una desaceleración de la tasa de inflación, poniendo el foco en el componente núcleo de la canasta de precios (para evitar las distorsiones de los precios regulados oficialmente) encontramos un aumento mensual del 4,1% es decir superior al del mes pasado. La dinámica de los precios internos no está respondiendo a los deseos y objetivos del gobierno que necesita imperiosamente que los precios se estabilicen o suban a una tasa menor para conseguir una recuperación del poder adquisitivo de los salarios que acumulan una caída del orden del 8% en el primer bimestre del año con respecto al primer bimestre del 2020, cuando el gobierno de Alberto Fernández recién comenzaba.
La otra variable que enciende las alarmas en el gobierno es el poco dinamismo que está mostrando el mercado laboral desde los últimos meses del año pasado. A diferencia del tercer trimestre, cuando la recuperación de la actividad fue acompañada por una reincorporación de trabajadores que habían quedado sin trabajo durante el momento más duro de la cuarentena, la recuperación de la economía del último trimestre no fue acompañada por una recuperación similar en el empleo. Los datos del empleo registrado incluso mostraron caída en los últimos meses del 2020 y la poca recuperación que hubo estuvo concentrada en su totalidad en el empleo no registrado. La situación argentina en materia de empleo sobresale en relación al resto del mundo y ha sido señalado incluso por el FMI en un breve informe reciente en el que destacan a Argentina como el país con la mayor destrucción de empleo del mundo, entre los analizados. De esta manera, el ingreso total de los trabajadores no encuentra manera de recuperarse entre una inflación que no da tregua a los salarios y un empleo que no repunta con fuerza.
En este contexto se entiende el avance del proyecto de reforma del impuesto a las ganancias a la cuarta categoría en la Cámara de Diputados que, más allá de los debates con la oposición, tiene asegurado un tratamiento exitoso en ambas Cámaras. Si bien beneficia a un universo muy chico de trabajadores formales de ingresos relativamente altos para la media nacional, será uno de los mecanismos que utilizará el oficialismo para mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. Lamentablemente es una modificación parcial de un impuesto que se da en el contexto de la contrarreforma impositiva con la que el gobierno está echando por tierra casi todas las reducciones impositivas dejadas por el gobierno de Macri y volviendo a incrementar la carga impositiva de aquellos gravámenes más distorsivos e ineficientes para el crecimiento económico.
Los datos de arribos aéreos de turistas internacionales continúan mostrando la casi inexistencia de intercambio turístico con el resto del mundo y, por ende, las malas perspectivas para el sector hotelero que continuarán para los próximos meses. En enero la llegada de turistas internacionales al país descendió 95% en relación al mismo mes del año pasado mientras que la salida de argentinos al exterior bajó un 80%.
Con respecto a las variables financieras, si bien las cotizaciones del dólar se mantuvieron muy estables en la semana e incluso el dólar blue mostró caída, el riesgo país siguió creciendo y en los últimos días superó los 1.600 puntos básicos. El rechazo que hay sobre los bonos argentinos los pone en paridades semejantes a las que tenían los bonos en los años en 2001 y 2002, aún luego de que el país ya había declarado el default.