La preocupación por la pérdida de reservas es constante en el gobierno. Es por ello que, al comienzo de la semana, el Banco Central volvió a tomar medidas sobre el mercado de cambios, esta vez, en conjunto con la AFIP y la CNV. Las medidas no solamente apuntan a aminorar la demanda de dólares por parte de los usuarios minoristas (casi 5 millones de personas en el último mes) sino también reducir la demanda de dólares por parte de las empresas que necesitan realizar cancelaciones de sus antiguas deudas, obligándolas a reestructurar el 60% de las mismas.
Para los usuarios minoristas, cuyo cupo había sido limitado a una adquisición máxima de US$ 200 por mes y con un recargo del 30% por el impuesto PAIS, se les cobrará un 35% adicional que será tomado a cuenta del impuesto a las ganancias. Para el caso de quienes no paguen este impuesto, dicho monto podrá ser tomado a cuenta y se reintegrará (sin ajuste alguno) a fin de año calendario. A su vez, al realizarse consumos con la tarjeta de crédito, estos quedarán computados como parte de los US$ 200 del cupo. De esta manera, en caso de consumirse más de lo correspondiente de forma mensual, el cupo será tomado a cuenta para los próximos meses.
Era de esperar que estas medidas no generaran un efecto positivo en el mercado, y así fue. El tipo de cambio paralelo se disparó en la jornada siguiente hasta $145 por dólar, mientras que el dólar MEP y el contado con liquidación se incrementaron en casi 8% en la semana, cerrando en $ 129,7 y $ 137 respectivamente. Consecuentemente, la cotización de los bonos se derrumbó y la exit yield alcanzó un valor superior al 13,5%, volviendo a los niveles previo a la renegociación de la deuda y demostrando que aún quedan muchos desbalances macroeconómicos por resolver.
De la mano de esto, casi al cierre del 15 de septiembre, el gobierno presentó el presupuesto en el Congreso para 2021. En este, el crecimiento de la economía sería de 5,5%, principalmente traccionado por la inversión. Mientras tanto, la contracción de la economía para este año sería superior al 12%. La inflación llegaría al 29%, es decir, 3 puntos por debajo del cierre de 2020. El tipo de cambio aumentaría levemente por debajo (26%) hasta alcanzar un valor de $102 por dólar.
Los primeros indicadores sociales del efecto de esta crisis se dieron a conocer en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La indigencia aumentó casi 9 puntos, hasta alcanzar al 15,7% de los habitantes, lo que significó que 93.000 hogares y 292.000 personas pasen a la indigencia. El indicador de pobreza, que incluye los números de indigencia, aumentó en un total de 353.000 personas. De esta manera, medido en hogares, la pobreza total alcanza a 26,1% de ellos y 11,7% de indigencia.
Por último, el INDEC presentó los datos de inflación correspondientes al mes de agosto, que mostraron una suba de 2,7%, alcanzando el mayor guarismo desde el mes de marzo. De esta manera, el aumento de precios acumulado desde comienzos del año alcanza 18,9% y 40,7% anual. La inflación núcleo para estos primeros 8 meses alcanzó 20,8%, al tiempo que los precios regulados se sostuvieron como el ancla de precios, mostrando una suba de solamente el 6,8%.