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RESUMEN SEMANAL: DEL 3 AL 7 DE DICIEMBRE

Llegando a fin de año, se presentaron en la semana distintos indicadores que dan pauta de la coyuntura económica que está atravesando la economía argentina. Estos muestran, desde la actividad real hasta el plano financiero, un leve comienzo de reversión hacia la recuperación que podría darse el año entrante.

En primer lugar, se presentó el informe de recaudación tributaria del mes de noviembre que creció un 33,7% en términos interanuales. De todas formas, si se analiza la variación real, este valor fue de -9,7%. Respecto al Impuesto a las Ganancias, se obtuvo una caída de 6,8% que fue superada por la caída del IVA (-12%) acorde a la pérdida de poder adquisitivo que generó una contracción económica y caída del consumo. Los débitos y créditos cayeron un 1,8%.

Por otro lado, el Indec presentó el Estimador Mensual Industrial. La caída de octubre fue de -6,8% (el resultado del mes anterior había sido de -11,5%). El acumulado del año fue de -2,5% y probablemente terminaremos el año en una caída cercana al 3%. Respecto de otro de los sectores dinámicos de la economía, se presentaron también indicadores de la construcción. El ISAC reveló en octubre una variación interanual de -6,4% y en la serie desestacionalizada se obtuvo un descenso mensual de 3,7%.

En relación al sector automovilístico, ADEFA presentó los datos de noviembre que indicaron una caída de 18,6% respecto del mismo mes del año anterior y un incremento de 36,2% en las exportaciones. Asimismo, mientras las ventas a los concesionarios se redujeron en un 57,9%, los patentamientos lo hicieron en un 45,9% interanual.

Un sector que mostró números positivos fue el energético. La energía autogenerada total creció en septiembre un 8,26% respecto del mismo mes del año anterior, con un incremento de 2,25% en la generación para autoconsumo.

En el plano monetario, el Banco Central publicó el Relevamiento de Expectativas de Mercado que reflejó una inflación esperada de 28,6% para los próximos 12 meses (-2 p.p respecto del mes anterior) y de 19,3% para los próximos 24 meses. Para este año se espera una inflación de 47,5% interanual y para el 2019 se proyecta un valor de 27,5%. Con respecto a la política económica, el BCRA quitó el piso de 60% para la tasa de política monetaria, tras el sobrecumplimiento del objetivo de la base monetaria, y actualmente se establece en un 59,102%. Esto generó un movimiento en el mercado cambiario, pero la suba no fue prolongada y el dólar mayorista rondea los $37,20. Si bien esta suba no fue significativa, es imprescindible que esta baja gradual de la tasa convalide unas expectativas de inflación a la baja. El riesgo país se encuentra en los 724 bps, altamente influido por la incertidumbre política respecto de las elecciones del año entrante. Esto es un serio problema para el financiamiento, que si bien gran parte está cubierto por los dólares del acuerdo con el Fondo, los prestamistas privados están convalidando tasas excesivamente altas para financiar la deuda a largo plazo.

Por último, el panorama internacional parece verse beneficiado por el acercamiento entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el presidente chino, Xi Jinping. El G20 podría surtir efectos positivos en el comercio bilateral entre ambos países, que posiblemente generará derrames sobre el resto de las economías del mundo.

El gráfico de la semana


El Banco Central presentó el Relevamiento de Expectativas de Mercado correspondiente al mes de noviembre. Se obtuvo una desaceleración de dos puntos porcentuales en cuanto a la inflación esperada durante los próximos 12 meses, que actualmente se coloca en un 28,6%. Recordemos que el pico había sido en el mes de septiembre, un mes después a la mega devaluación de agosto, con un IPC que había arrojado un desesperante 6,5%. A partir de ese punto, y tras la estabilización en el mercado cambiario, las expectativas parecen estar cediendo a la baja.

En medio del contexto de suba de tasas de la FED, sumado a la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la vulnerabilidad frente a esto de la Argentina producto de los fuertes déficits en la cuenta fiscal y corriente, las expectativas de la inflación anual alcanzaron un 47,5% en octubre y se mantuvieron estables durante el mes pasado. Hay motivos para pensar que, a pesar de la fuerte inercia inflacionaria, el año entrante muestre una acentuada desaceleración inflacionaria: gran parte de los precios relativos ya se han reacomodado, la seguridad de un financiamiento por parte del FMI, la mejora en la cosecha del agro esperada para el año entrante, el objetivo de reducción del déficit fiscal reflejado en el Presupuesto 2019, la reducción de la brecha comercial producto de la devaluación, entre otros factores. Para diciembre del 2019 la inflación esperada es de 27,5%, que si bien continúa siendo significativamente alta, marcaría una reducción considerable respecto del presente año.

A pesar de esto, no caben dudas acerca de la vulnerabilidad de la economía argentina frente a la coyuntura internacional y a la incertidumbre política, factores que en caso de producirse una nueva alteración perjudicarían de lleno la esperada recuperación económica para el año entrante.

 

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