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Lenta pero firme: la recuperación se consolida

El INDEC ha publicado en el día de hoy su Informe de avance de la actividad económica, del cuál surgen varios elementos positivos para destacar. En primer lugar, la noticia de que el PBI creció un 0,3% interanual y un 1,1% desestacionalizado durante el primer trimestre del año.

La expansión del 1,1% trimestral ajustado por estacionalidad indica que el proceso de recuperación que se había iniciado débilmente en el tercer trimestre del año pasado se consolida y acelera. Mientras que el crecimiento en el tercer trimestre de 2016 había sido de apenas el 0,1%, en el último cuarto del año llegó al 0,7% y en el primer trimestre de 2017 se aceleró aún más, hasta marcar una expansión del 1,1%. De mantenerse este ritmo de crecimiento trimestral, implica una tasa de expansión anual del PBI del 4,5% entre las puntas, es decir, comparando el cuarto trimestre de 2017 vs. el cuarto de 2016. En promedio, como se mide efectivamente el PBI en las cuentas nacionales, el crecimiento de 2017 se ubicaría en torno al 3%. 

A su vez, en términos interanuales, se registró una tasa positiva del 0,3%, luego de tres trimestres en terreno negativo. Esto implica que el nivel de actividad ya ha recuperado todo el terreno perdido durante 2016 y se encuentra apenas por encima al del primer trimestre de aquel año.

Desempeño sectorial

Desde el punto de vista de la oferta se observa que, además de la aceleración, la recuperación está siendo caracterizada por una progresiva difusión entre los sectores de la economía. De un total de 16 sectores, son 12 los que muestran una tasa de variación interanual positiva y solo 4 los que aún muestran tasas negativas. Este fenómeno no era tal en el cuarto trimestre del año pasado, cuando la mitad de los sectores crecía y la otra mitad registraba tasas negativas.

Entre los sectores más dinámicos se encuentra la pesca, con un espectacular 35% interanual, las actividades del agro con un crecimiento del 4,3%, el transporte y las comunicaciones (3,7%), las actividades inmobiliarias y empresariales (2,7%) y la intermediación financiera (2,4%). Del lado del terreno negativo se destacan la industria manufacturera (-2,2%) que arrastra largos años de deterioro y la explotación de minas y canteras, que muestra una caída interanual de -5,4%.

 

El análisis de la demanda 

Desde el punto de vista de la demanda se destacan principalmente dos hechos:

  1. En contraposición con la idea fuertemente difundida de que el consumo privado no logra tocar un piso, las cuentas nacionales muestran que creció un 1,4% respecto a los últimos tres meses del año pasado, descontando los efectos estacionales. De la mano de la recuperación del poder adquisitivo de los ingresos, como consecuencia de la desaceleración inflacionaria y las paritarias que a lo largo del primer trimestre continuaban con ajustes ya programados, el consumo tocó fondo a fines del año pasado y volvió a crecer en el período enero-marzo.
  2. Hay dos componentes de la demanda que muestran un crecimiento desde mediados y fines del año pasado: las exportaciones y la inversión. Mientras que las ventas de bienes y servicios al resto del mundo fue uno de los pilares de la economía durante 2016 y un amortiguador de la actividad económica en general, hacia fines del año pasado se le sumó la inversión. Liderado por estos dos drivers, el proceso de recuperación se fortalece y permite pensar en una sostenibilidad a lo largo del tiempo, para romper con los ciclos cortos de recuperación y caída que caracterizan a la economía local desde el año 2012. La inversión bruta creció un 1,7% en términos trimestrales y las exportaciones se expandieron un 2,9% en el primer trimestre del año.

 

Recuperación lenta

Dicho esto, también es importante notar que el proceso de recuperación de la actividad se está llevando a cabo a un ritmo menor al que se esperaba en un primer momento y sobre todo, al que esperaba el gobierno. De hecho, tomando en consideración los últimos cuatro episodios de recesión y recuperación, éste último es el que está mostrando la menor velocidad de recuperación. Tal como se observa en el gráfico, estimamos que aún en el segundo trimestre del año (el cuarto trimestre desde el piso de la recesión), el nivel de actividad no habrá logrado recuperarse al ritmo de los anteriores episodios.

De todos modos, y más allá de las necesidades políticas de acelerar la recuperación de cara a las elecciones, lo importante es consolidar un proceso virtuoso y sostenible a lo largo de los años y no una recuperación rápida pero efímera. 

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