Economía
Desde el 11/12/23, el BCRA acumula compras netas por US$ 17.160 M en el mercado de cambios (MLC), lo que permitió una importante recomposición en el nivel de reservas: las brutas pasaron de US$ 21.209 M a US$ 29.113 M, y las netas de US$ -11.225 M a US$ 350 M. Esto fue posible, principalmente, por la devaluación de diciembre, y por el esquema de acceso al MLC vigente para importadores (en I-T se pagó el 41,7% de las importaciones devengadas, un ahorro de US$ 7.600 M). Además, la fuerte recesión jugó a favor de las cuentas externas (las cantidades importadas cayeron entre 7% y 30% durante el primer cuatrimestre, excluyendo combustibles y lubricantes -que se desplomaron 65%-).
Pero la situación se tornará mucho más desafiante hacia la segunda parte del año:
– En primer lugar, habrá un importante repunte en la demanda de divisas por importaciones: si bien desde mediados de abril se está pagando el 100% -incluyendo las “cuotas” de los meses previos-, dada la estacionalidad de las compras externas, una actividad que podría repuntar algo en el corto plazo, y el limitado acceso al MLC de I-T, por este concepto podrían irse US$ 13.000 M adicionales en el segundo semestre -en relación con el primero-.
– En segunda instancia, si bien mayo-agosto suelen ser los meses de mayor volumen de exportaciones -por la cosecha gruesa-, habrá que seguir de cerca el nivel del tipo de cambio real (TCR). Pese a que el gobierno insista en que no se encuentre atrasado, y mantenga su estrategia de crawling-peg al 2%, el TCR ya está 4% por debajo del promedio de enero-noviembre 2023. De seguir apreciándose, podría demorar la liquidación de divisas en el MLC; y, pese a que se espera un repunte, el agro podría vender solo lo necesario para cancelar compromisos y/o comprar insumos -financiándose en pesos a tasas reales negativas-, a la espera de un mejor precio.
En otras palabras: de mantenerse el esquema cambiario actual, en el segundo semestre el BCRA pasaría a ser vendedor neto en el MLC, y hasta podría perder lo ganado durante la primera parte del año. El rojo de Cuenta Corriente podría financiarse vía ingreso de capitales privados, pero con el cepo actual luce prácticamente imposible. De esta manera, quien podría traer algo de aire al gobierno es el FMI: más desembolsos, en el marco de un nuevo programa -algo que comentó esta semana L. Caputo-, podrían ser la carta que permita, entre otras cosas, desmantelar las restricciones cambiarias, y por ende seguir con el saneamiento del balance del BCRA.
Finanzas
Esta semana estuvo signada por la suba de los dólares financieros, que terminaron reduciéndose sobre el final de la misma. Muchas explicaciones le son válidas a este fenómeno con el cual el gobierno no se siente tan cómodo, dado que uno de los argumentos por los cuales el presidente declara que no existe atraso cambiario tiene que ver con la no existencia de brecha cambiaria, a diferencia de lo que sucedía en la gestión anterior. Desde ya que nos encontramos muy lejos de lo que fueron los números de la gestión anterior: 150% luego de la salida de la pandemia, cerca de 130% luego de la expansión monetaria luego de las elecciones de medio término, 161% tras la salida de Guzmán y más de 200% en plena incertidumbre electoral.
Tal como mencionamos en el informe semanal anterior (Ver NEF), la tasa de interés de referencia se contrajo a 40% de TNA, y se acercó, neto de impuestos, al ritmo de depreciación del crawling peg del tipo de cambio oficial. Esto, sumado a que en términos reales el tipo de cambio se apreció fuertemente desde la devaluación oficial, dejan un escenario más atractivo para la toma de ganancias. Por otro lado, la liquidación del agro sigue sin mostrar el crecimiento esperado. Al momento, se llevan liquidados US$ 8.200 millones, muy por debajo de los números del año pasado, en el que hubo una fuerte sequía, pero ganó atractivo por la implementación del dólar “soja”. Esta semana, el promedio de operaciones en el mercado oficial de cambios fue notablemente menor al de la semana anterior (US$ 347 millones vs US$ 291 millones). Esto, que parece una mala noticia, es positivo de cara al futuro, queda aún mucho por liquidar y aún persiste, hasta fines de junio, la penalidad de tasa para tomar créditos en pesos a quienes tengan un % elevado sin liquidar. Hay dando vueltas rumores sobre la posibilidad de que el mecanismo “blend” se amplifique de 80-20 a 70-30 para dar algo más de incentivo a liquidar la cosecha, aunque creemos que esto es poco probable. El simple aumento de la brecha ya funciona como un incentivo y el Banco Central debe seguir comprando dólares en el mercado oficial, siendo que en los últimos 3 días perdió poder de mercado, con un repunte de los importadores.
La baja se vio reflejada en los bonos globales de menor plazo, que se contrajeron casi 4 dólares en la semana, signado por un fenómeno que puede considerarse estrictamente local, dado que el riesgo país se posicionó cerca de los 1.500, alejándose de la dinámica de mercados emergentes y ampliando el spread con estos en 200 puntos básicos. Por el lado de las acciones sucedió algo similar, el índice S&P Merval medido en dólares recortó casi 8% en esta semana. Creemos que por ahora hay pocas razones para esperar una brecha cambiaria que se instale en estos niveles por mucho tiempo más. Encontramos más riesgos hacia el segundo semestre que para el cortísimo plazo, pero los desafíos siguen vigentes.